Hoy, por fin, sin ningún motivo aparente y casi por casualidad, vi una imagen que desde octubre de 2005 había intentado por todos los medios no ver. Y comprendí mi ceguera, mi estrechez de miras, mi discapacidad autoimpuesta. Durante años no sólo me obligué a no ver, sino que paulatinamente me enseñé a no sentir. Terrible, desafortunada, inmadura decisión la mía, como lo han sido cientos de las que he tomado cuando de ti se trata. Afortunadamente mi corazón es terco. La ceguera no me impidió vivir las historias que no conoces, soportar las tristezas que nunca viste, entender los dolores que no padeces y festejar las alegrías que no compartes. Me fui, pero no me dejaste. Te fuiste, pero siempre te encontré, aún en los lugares más recónditos de este mundo. Me fui, pero no me fui. Regresé, y ya no había por quién regresar. Así fue mi forma de vivir por años, quizá lo sigue siendo aún hoy en día. "Todo lo llenas tú, todo lo llenas..." Pero es una vida a medias, porque ni mis pensamientos, ni mis ilusiones, ni mis esperanzas, ni mis ruegos, ni mis ansias, significan mucho. Si al menos hubiera escrito una página por cada pensamiento tuyo, tendría varios cientos de libros para vender y vivir de ellos. Y me debato, como desde hace años, entre conservarte como la musa que siempre fuiste o saludarte como otra conocida más, y entonces sí perder el recuerdo de un "nosotros" pasado por un "ustedes" presente. Discúlpame, pero sé que no es cobardía ni egoísmo mi silencio y mi ceguera. Tal vez algún día podré explicarlo sin cortapisas ni recelos. ¿Cuánto tiempo faltará para eso? No lo sé, tal vez un día o treinta años. Pero el mundo no se detiene nunca. Mi deseo, genuino y verdadero, es que sigas haciendo lo que te hace ser tú, porque así siempre recordaré lo fuerte que eres: ve y enseña al mundo...
3 comentarios:
Compadre! oh amigo mio, hay tanto por platicar. Temo vivir en su misma ficción,
Uno se va haciendo de corazones que no por portátiles se poseen.
Tira a la basura el "ojos que no ven, corazón que no siente" que es la mejor manera de eludir también los aprendizajes que duelen y por eso sirven. Hay que aprender a enfrentarse, para recibir puñetazos, caer de bruces y poner los pies en la tierra. Más vale.
Que tu corazón siga siendo testarudo y persistente: ¿qué sería si no de sus latidos?
Me acordé de un twit que colgué hace unas horas que decía: "El corazón no tiene memoria; las arterias".
También me acordé de cuando el ilustre ex presidente le dijo a una anciana indígena analfabeta: "Qué bueno que no sabe leer, Doña Panchita, así no se entera de las desgracias que publican en el periódico."
No me gustaron mucho tus puntos suspensivos al final.
También te dejo un abrazo.
¿Qué es eso negro de la fotografía en la cabecera? No distingo bien a bien.
Publicar un comentario