martes, 2 de diciembre de 2008

Tres versiones sobre Berlín

Hace poco Luis me comentó "oiga compadre, parece como si en su blog fuera contando poco a poco sobre su experiencia en Berlín, como de gota en gota, es como si lanzara pequeñas dosis narrativas de su intercambio. Debería contar más..." Pues bien, creo que tiene razón. Me he dado cuenta que -en general- he contado poco sobre las cosas que hice, los lugares que visité y las personas que conocí durante mi intercambio en Alemania. Hago un acto de contrición y pido disculpas a ustedes, oh atento público (¡ja!, como si en verdad les interesara tanto). Bien, da igual. Hoy no me centraré en ninguna anécdota en específico, es tarde y mañana tengo que ir a trabajar (¡ay sí!), así que sólo haré un breve adelanto. He aquí las tres versiones que existen sobre mi estancia en Berlín, todas igual de ciertas y verdaderas.

1) La mayoría de las veces cuando mis familiares me preguntan "¿Cómo te fue en tu intercambio?" yo respondo inmediatamente con una sonrisa: "muy bien", "me encantó Berlín", "es una ciudad muy linda y limpia", "aprendí bastantes cosas nuevas sobre la historia de Alemania", "el alemán es un idioma muy complicado, por eso creo que no lo aprendí muy bien", etc. Me gusta platicar con ellos, pero creo que hay un mutuo acuerdo tácito de hablar sólo sobre la limpieza de la ciudad, la calidad de vida de los alemanes, de las clases que tomé y de los museos que visité. Creo que no está mal. No me imagino a mi tía diciendo "ah, ¿y qué tal la vida nocturna en Berlín?" y yo respondiendo "excelente tía, casi cada miércoles íbamos a un lugar llamado Mittwoch y terminaba llegando a mi departamento a las 6.40 am del día siguiente, apenas con tiempo para bañarme e irme a mi clase de Gobernanza de la seguridad en América Latina". ¡Ostras!


2) Si en cambio son conocidos o compañeros el intercambio de preguntas y respuestas es más o menos así:

"Me fue muy, muy bien. Berlín es impresionante en todos los sentido. ¿Berlín caro? Nooo, para nada. De las principales capitales europeas, Berlín es seguro una de las más baratas, pues comes, sales de fiesta y vives bastante bien y a buen precio. ¿A cómo una buena cerveza? Mmmm... una de medio litro puede costar menos de 60 centavos de euro si la compras en un supermercado. ¿Los alemanes? Ah, son secos y fríos, pero por lo general bastante educados y respetuosos. ¿Las berlinesas? Ahh, son lindas y tienen un estilo bastante más desenfadado que las parisinas, no tan elegantes, pero no se ven nada mal. ¿El idioma? No, no hablo bien alemán, de hecho lo hablo como inmigrante turco, en primera porque viví en el barrio turco seis meses y en segunda porque aprendí mucho vocabulario pero pocas reglas gramaticales. ¿Por qué? Ahhh, mmm... esteee... pues porque todo declinan los desgraciados: los sustantivos, los adjetivos, los pronombres, todo. ¿Qué si hice muchos amigos? Pues sí, creo que sí. Conocí a personas de todas partes del mundo con los que me llevé muy bien. ¿La ciudad? Uy, Berlín es una ciudad excelente, casi sin contaminación, poco tráfico, con muchas bicicletas. ¿La universidad? Muy buen nivel, tuve la oportunidad de tomar clases increíbles en la Freie Universität. ¿Qué, que si ya empecé a escribir la tesis? Ahhh, mmmmm... tesis, ehhh... [es ahí cuando no sé por qué me preguntan algo así y pienso que si hubieran escogido Berlín como destino de intercambio no harían esas preguntas tan complicadas] Ehhh, no, no he comenzado a escribir la tesis, pero Berlín me encantó, me divertí muchísimo. Sí claro, luego te enseño unas fotos." Con la mayoría de mis compañeros puedo darme el lujo de entrar en ciertos detalles que difícilmente contaría a mis familiares, pero como todos están ocupadísimos trabajando y haciendo sus tesis, las anécdotas concretas se quedan volando. Además siempre pasa que cuentas algo y te interrumpen diciendo "ahh sí, a mi me pasó algo similar en mi intercambio en Ucrania" [nota del autor: nadie se fue de intercambio a Ucrania, la frase lleva implícito un dejo de sarcasmo].


(¿Los precios de vivienda y alimentación en Berlín? Increíblemente baratos)


(En el Senado de Dresden con mi clase "Uses of History in International Relations")


3) Y por último cuando los amigos un poco más cercanos, los que conocen bien mi afición por la historia, la sociología, la política y la fiesta, me preguntan sobre Berlín, la respuesta invariablemente debe ser algo similar a esto:

"Uff. Berlín es una ciudad muy abierta y moderna pero llena de contradicciones que se muestran a cada momento, es una ciudad en donde el peso del pasado se percibe en el aire, es como un museo viviente, la historia se ve y se siente en cada plaza, en cada monumento, en cada parque, en cada avenida. Tomé un curso muy detallado sobre la historia de Berlín desde la segunda guerra mundial hasta nuestros días. Sí, en verdad es impresionante conocer todo lo que sucedió en esta ciudad y analizar cómo, cuándo y por qué allí se tomaron decisiones que cambiaron al mundo. Por otra parte, Berlín es una ciudad inmejorable: limpia, dinámica y delirante. Puedes escuchar hasta diez idiomas distintos cada día y ver vestidos de todas partes del mundo dependiendo de la estación del metro en la que estés. Los parques son hermosos, son los lugares ideales para hacer un picnic e ir con los amigos a tomar una cerveza, ahh, porque por cierto, puedes beber alcohol en el metro -que funciona a toda hora los fines de semana- y en la calle y en donde sea (por ejemplo, los viernes y sábados por la noche el U-bahn se convierte en un gran ir y venir de jóvenes, todos con cerveza o vino, o ambos). La ciudad es muy alternativa y liberal. Se dice que es la ciudad con más museos y teatros en el mundo. Y sí lo creo. Hay expresiones artísticas de todo tipo, obras en la calle, conciertos gratuitos, festivales, exposiciones y desfiles a cada rato. Pero no sólo eso: también tiene lagos enormes con playas fantásticas, discos para todos los gustos, restaurantes exquisitos, neverías y pizzerías buenísimas, y claro -no hay razón para ocultarlo- chicas bellísimas. Berlín lo tiene todo. Sin embargo, lo más interesante, lo que hizo que Berlín tuviera esa magia increíble e inenarrable, fue justamente conocer a otros estudiantes extranjeros, casi todos con las mismas complicaciones al inicio de semestre, con carreras totalmente diversas (periodismo, pedagogía, astrofísica, economía, química, ciencia política, historia del arte, filología, etc.), aquellos con los que fui a Londres, a Dresden, a Leipzig, a Potsdam, con los que vi la Eurocopa, con los que platiqué de todo, con los que jugué futbol, con los que me emborraché, los que me llamaban para decirme "hey Jordy, are you coming to the WG party at Lorenzo's place?", con los que viví realmente esta experiencia, todos aquellos -absolutamente todos- que terminaron, al igual que yo, con una idea fija al final del intercambio: "no quiero que esto acabe".


(El festival de las Culturas y Auxi cortándome el cabello)


(En el Badeschiff con los suizos y en una piscina pública con la Comunidad Española)


(Tarde tranquila con Emilie (la sueca) en su terraza y noche-madrugada-mañana de diversión que culminó en mi cuarto con Fulvio, Vero y Sebastián)


Bien, esas son las tres versiones de mi estancia en Berlín. Lo sé, lo sé, sigue siendo demasiado vago, generalidades en exceso. Pero me pregunto "¿es que acaso querrían saber más sobre lo que allí me aconteció?" Pues bueno, qué más da. Más vale tarde que nunca. Qué se oiga bien y que se escuche lejos: aún si la respuesta mayoritaria de ustedes, queridos y escasos lectores, es "No, no queremos que nos aburras con tus odiosas historias de algo que ya quedó atrás, mejor supéralo", aún en ese caso yo os digo, en verdad os digo, que desde aquí y ahora anuncio el Top Ten de las mejores anécdotas vividas en Berlín. Y como en varias de esas anécdotas participan algunos colmequitas, espero ansioso sus comentarios. No se repriman. Mañana empieza la primera entrega. Gute Nacht