viernes, 3 de octubre de 2008

Una más de Chávez.




Desde hace casi seis años, en específico desde aquel intento fallido de golpe de Estado en contra de Hugo Chávez, he seguido en las noticias y en algunos artículos académicos el proceso "revolucionario y bolivariano" de Venezuela. Eso sí, siempre desde una mirada muy crítica. Definitivamente no estoy en contra de los intentos chavistas por tener una sociedad más igualitaria, ni en contra del sueño bolivariano de una América Latina fuerte y unida. Sin embargo, el evidente autoritarismo de Chávez me impide verlo como algo más que un caudillo irresponsable y fanático, aunque claro, respaldado en los altos precios del petróleo. Y no sólo me incomoda el discurso explosivo y rupestre de Chávez, que parece que lo único que busca es el show mediático, sino que detesto varias de sus acciones y decisiones. La lógica de Chávez es bastante entendible, no así menos repugnante. Para que la "revolución bolivariana" continúe su marcha, es necesario contar con el respaldo inmediato e irrestricto del pueblo. Para lograr esto se necesitan categorías para que el pueblo piense en blanco y negro. Amigo-enemigo. Bueno-malo. "O estás con Chávez y con el pueblo, o en contra de él". Después, hay que mantener al pueblo alerta y dispuesto a defender a su líder, pues es él quien encarna los más nobles ideales y asume así el papel del caudillo indispensable que luchará contra los malvados y perversos intereses de los enemigos. La teoría del complot es sencilla y fácil de transmitir, y los gobiernos autoritarios -incluso fascistas- siempre han echado mano de ella. En el caso venezolano, cualquier hecho que vaya en contra de Chávez es parte de una conjura maligna mundial que sólo busca la destrucción del pueblo bolivariano. No importan las explicaciones detalladas, sólo una impera: "quieren destruirnos". No importa agregar más datos, el pueblo tiene que creer lo que dice el caudillo. No importa quién sea el instigador del golpe, puede ser cualquiera: elementos externos como Bush, Uribe, el rey Juan Carlos, o algunos ex-presidentes latinoamericanos, o los bancos extranjeros, o CNN, etcétera, o enemigos internos como Baduel, RCTV, Rosales. Bien, el día de hoy, de una manera humillante, el gobierno de Chávez ha detenido al que fuera por cinco años su Ministro de Defensa, el militar que dirigió la operación militar que regresó a Chávez al poder en 2002, y quien desde hace un año se convirtió en el más visible opositor a los deseos autoritarios del presidente venezolano. Aquí la nota y aquí el video de la detención.

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