miércoles, 13 de febrero de 2008

Marcelita


Hace mucho que no nos escribimos mijita. Aquí en la casa se extraña tu alegría. Tu hermano decidió, después de mucho pensarlo, irse a la ciudad a estudiar. Quesque ahora sí va a ser alguien de provecho. Tu madre sigue vendiendo en el mercado de los domingos las pañoletas que ustedes antes hacían juntas. Aquí tu padre le sigue sacando jugo y aceite a las frutas y a las plantas. Las exprimo hasta que sale la última gota, como una vez se lo platiqué a tu esposo. El hijo de Melitón se mudó del pueblo. Se casó con una muchacha latosa y fea, pero con mucho billullo, mija. Qué bueno que no te casastes con el Melitón ni con el Melitonsito, eran recanijos ese par de hombrecillos. Escríbenos pronto Marcelita y ya dinos si piensan encargar chamaco pronto, que tu madre y yo ya estamos en edad de ser abuelos.

Te extraña

Silvestre, tu mero padre

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