miércoles, 13 de febrero de 2008

Amada Tisbe

El temblor de mis manos apenas me permite escribir y el sudor de mi frente me dificulta la visión, pero sé que la debilidad de mi cuerpo no es tal, pues son los dioses los que me han flechado de amor por ti. No puedo soportarlo más. Mis padres han consultado a los oráculos y les han dicho que debo alejarme de ti, que de persistir con nuestro amor sólo obtendremos lágrimas, sangre y muerte. Mis padres han tomado la determinación de prohibirme todo contacto contigo. Saben de mi ánimo resuelto a tomarte como esposa, de mi promesa de huir contigo si es necesario. No puedo salir al pueblo más. Mi madre me vigilia sin descanso. Sin la ayuda de los dioses, pronto se descubrirá nuestro secreto, pronto sellarán la pequeña grieta entre nuestras casas y ya no podré tocar más tus níveos dedos. He pensado una decisión que ahora te comparto: volemos juntos mi amada Tisbe, abandonemos nuestro hogar y construyamos uno propio. El tiempo apremia. Las festividades se acercan. Huyamos esta noche. Te espero en la morera que está junto a la fuente. Lleva un velo blanco para que nadie descubra tu bella cara. Mañana, a esta hora, estaremos juntos para siempre. Ya lo verás.

Píramo

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