miércoles, 10 de diciembre de 2008

Hoy no más nada

Hoy no más Chávez, no más política, no más vértigo, no más doctores, no más libros, no más llamadas, no más cartas, no más pasado, no más futuro, no más nada. Me quedo tan sólo con este presente invisible que se construye a punta de soledades y presencias, que se nutre de realidades y de ausencias. Hoy no más dolor, no más cansancio, no más miedo, no más tristeza. Que se evapore todo y no quede nada. Hoy no más discusiones, no más poesía, no más gestos, no más luchas, no más dramas, en fin: todo termina y todo acaba. Hoy no más familiares iracundos, no más aliados imprescindibles, no más desconocidos espeluznantes, no más amigos hipócritas, ni enemigos detestables. Prefiero personas irreverentes que se duelan y se rían de esta misma insuficiencia. Hoy no más caminos sinuosos, no más aguas irrespetuosas ni más aires de tormenta. Nada de botas finas, de veleros blancos ni de alas transparentes que se asusten con la mierda. Por eso digo: "cuando os embarréis de mierda, no lloréis por su mala estrella, quitadla y proseguid: dejad que todo ande y sonreid, dejad que todo fluya y asentid, dejad que todo vuele y suspirad." Hoy no más pleitos apocalípticos, no más excusas inexplicables, no más audiencias concertadas ni más oportunidades perdidas. Me quedo con la paz del invierno, con la certeza del agnóstico, con la confianza del ofendido y con la convicción del abandonado. Hoy no más sonrisas intermedias, no más alegrías innecesarias, no más promesas desbocadas ni sueños inalcanzables. Todo termina convirtiéndose en poco más que polvo, telarañas y olvido. Hoy no más rutas certeras ni metas preconcebidas Tan sólo la calma y la paciencia del que espera. ¿Del que espera qué? Del que espera nada, del que camina sin rumbo por las noches, del que despierta sin deseos por la mañana. Cierro los ojos y veo que lo tengo todo, o casi todo. "Hoy no más deseos", me digo. Pero es imposible. Ahora quiero un sendero amplio y lleno de posadas. Quiero un mar apacible y cálido para sumergirme. Quiero un cielo tierno y agradable para jugar con las nubes. Deseo una mañana con pan tostado, una tarde de paella y una noche entera de suspiros; deseo cien días de hastío, dos billetes en tren y tres gramos de fe... Callo de pronto. Y como si de un rayo de luz se tratara, todo vuelve al mismo punto: no hay nada más allá del presente. "¿Qué más da?", me pregunto. Pero antes de responderme con argumentos inexpugnables, me detengo y recapitulo: a estas alturas, lo único que quiero es que la vida no asuste y que la muerte no seduzca.

5 comentarios:

Jodida pero contenta dijo...

Es algo tonto pero espero te haga sonreir...
Sigue el link http://mx.youtube.com/watch?v=sOIKzdrsOGc

ViCass dijo...

Ese modo de expresarse arguye a un hartazgo mundano, a un corazón muy cansado o a las dos cosas.

Quike dijo...

Pinche atípico!! jajajajajajaja
saludos Jordy!

Anónimo dijo...

...yo también recomiendo que leas "Ami el niño de las estrellas"...

Ana De Longa dijo...

Sincronizando relojes por aquello del Xmas Blues!

Hoy no más discusiones! Me quedo con esa!

Saludos!