domingo, 21 de febrero de 2010

El título es lo de menos

Vengo llegando a casa. Hoy fue un día agotador, entretenido pero igualmente paradójico. Interesante en muchos sentidos. Triste en un par.

Por un lado, tuve la oportunidad de acompañar al presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, en algunas partes de su visita relámpago a esta capital, y hasta "compartí los alimentos" con políticos, funcionarios e intelectuales en la comida que se hizo en su honor.

Interesante, sí. Bastante.

Por otro, después del mitin que hubo en Coyoacán (donde Evo Morales dio un emotivo, pero largo y en ocasiones accidentado discurso ante más de 5 mil personas), me encontré a Luis y a algunos compañeros suyos y fuimos a un pequeño bar. No sé por qué, pero me sentí extraño. Como muy fuera de lugar, alejado. Estaba cansado, con tareas pendientes, sin mucho dinero y decidí volver a casa.

Una vez en el metro (lugar genial para hacer miles de estudios antropológicos del mexicano), mientras escuchaba "mire, se va a llevar por diez pesos los treinta mejores éxitos de Juan Gabriel en formato di-vi-di, llévelo, llévelo" mi mente pasaba de un pensamiento a otro con una rapidez inusitada. Pensaba en el trabajo, en la vida, en política, en el concepto de amistad, en la bondad y maldad intrínsecas del hombre, en el amor, en la muerte, en todo y nada, y al final, irremediablemente, me sentí triste. Pero verdaderamente triste.

En un momento dado recordé, como en un flashazo, a todas y cada una de las personas (no familiares) que han sido realmente importantes a lo largo de mi vida. Pasé por el recuerdo del "Pacto de Varsovia", en la secundaria, con mi "hermano" Andrés Tovar; los ojos de Samantha y la sonrisa de Claudia, mis "primeros amores" de esa misma época; los poemas, el globo y la bufanda para Josune en el primer año del CUM; las hojas de "Tertulia", con Andrés, Silvia, Majo y Luis; la serenata del 5 de noviembre de 2003 y todos los viajes "escolares" con Paty; los partidos de voleibol con el Anginas, el Muelas, el Enano, el Reno y el Mauricio; la cena de graduación, con Ana Conover; el vino, las charlas y mi admiración por Natalia Rivera en Paris; la despedida más triste y apasionada de mi vida, en el aeropuerto de Berlín, con Paqui Cano; la plática sobre "Distintas Latitudes" en la Cafebrería El Péndulo en diciembre de 2008 y los mezcales de octubre de 2009, con Lilián; las primeras arepas que probé en mi vida, el abrazo de cinco horas, los conciertos de Radiohead con Natalia Gutiérrez.

Me di cuenta, otra vez, pero ahora de una manera un tanto más cruda, que estoy alejado de casi todas estas personas. De que no preservé la amistad, no trascendí el noviazgo, no recuperé el contacto. De que, incluso, no hay posibilidad de retomar ni la más mínima convivencia con un par de ellas. Y peor aún, es probable que esté en proceso de alejarme de otras más.

Pienso y recuerdo esa escena de "Up in the air", cuando el personaje de George Clooney le dice a la chica "no seas ingenua, para qué quieres casarte, todos, escúchame bien, todos morimos solos".

Recuerdo la frase y la entiendo. Quizá hasta comparto la idea. Pero la soledad no buscada es, ya en sí misma, una forma de comenzar a morir.

Y no lo quiero. El problema viene inmediatamente después: ¿cómo hacer para trascender el tiempo y la distancia? Si todo es cambio, ¿cómo conservar a aquellas personas que significaron tanto en un momento en específico?

¿Las dejamos en el recuerdo, las convertimos en amores platónicos, amistades perfectas, bellas historias para contar luego en una noche de borrachera con los amigos en turno?

¿Asumimos que otras más vendrán a llenar esos huecos?

¿O las volvemos "una persona más" aún cuando en muchos casos resultaría casi imposible hacerlo?

Ah, la puta paradoja entre la levedad y la pesadez.



...

Qué pena si no pude hace un post coherente.




----

Llego a casa y leo. Leo lo que escribes. Lo que dices. Lo que piensas. Lo que te duele.

Y como tantas veces: no sé qué contestar, ni qué hacer.

He ahí la paradoja del día: veo los recuerdos y siento que podría escribir una oda a la vida, pero no me quedan ganas, la tristeza me empaña.

Te pienso, siempre te pienso. Y te escucho, y más aún, te acompaño. Pero nunca sé qué hacer a la hora de la definición final.

Creo que lo que quisiera, a veces, es no tener que decidir sobre ciertos aspectos y dejar que las cosas fluyan por sí solas. Sé de antemano la cobardía, el egoísmo y la inmadurez de lo que digo. Pero veamos de qué va la vida.

7 comentarios:

Fire_tony dijo...

La falta de coherencia me hace pensar en el hilo de ideas que te atacaron mientras ibas en el metro. Me gustó.

Mi mente es así y se deprime también.

Yo te recomiendo que no comas tantos dulces de los que tengo aquí.

Fire_tony dijo...

La falta de coherencia me hace pensar en el hilo de ideas que te atacaron mientras ibas en el metro. Me gustó.

Mi mente es así y se deprime también.

Yo te recomiendo que no comas tantos dulces de los que tengo aquí.

Diana dijo...

No te conozco, pero acabo de leer tu post y también me gustó mucho. Las personas siempre serán fuente de conflicto, más cuando son las "importantes". Igual nos dolerá mantenerlas en algún punto, o ya nos dolerá alejarlas. Así es la vida, momentos de dolor y de alegría. Puros momentos.

Liz dijo...

No dudo que sea bueno conservar las amistades, difícilmente la relación que se mantiene en el tiempo es la misma que la que se comenzó. De una u otra forma cambiamos -incluso sin darnos cuenta- y eso altera la dinámica de lo que hacía que existieran buenos momentos con alguna persona.
No sé qué más comentar. Diana lo dijo todo.
Todos son momentos, recuerdos. No hay más.

Miréia Anieva dijo...

Cuando dejas tantito la coherencia te vas bien bonito, como un río. Puede ser un río escandaloso e incomprensible o uno lento y musical. Tu post fue un río bien lento; me fui con él. Y lo bueno de algo tan íntimo es que te reflejas. Te digo, como en un río.

Qué bonito leerte lo profundo.

ge zeta dijo...

Simple: conservar. Y para eso estàlo 2.0. No tecompliques tanto que no lo es.

Te noto raro. Como emo; Emo Vorales, Algo así ¡Te quiero!

Anónimo dijo...

A ver Joyi: Menos quejumbre y más acciones. Podrías comenzar por contestar mis mails ex.

Saludos,

La Conover.

:)