jueves, 29 de octubre de 2009

Sobre el estallido social o la profecía autocumplida. Para LLC

A ver, éste post se supone que trata sobre el supuesto estallido social que, en palabras de varios conocidos y desconocidos, se avecina, es inminente y no sé qué más. Pero en vez de entrarle al toro por los cuernos (aquí debería hacer la definición de mi marco conceptual, explicar la metodología y todo eso) comienzo con la anécdota chabacana:

yo tenía siete años cuando en marzo de 1994 asesinaron a Luis Donaldo Colosio. Estaba en una papelería con mi madre cuando la dependienta, notablemente asustada, nos contó la noticia. Esa noche, después de ver una y cien veces las imágenes del artero asesinato, me fui a dormir hecho un mar de confusión. Mi noción de "México" en ese entonces estaba dada, a grandes rasgos, por los mapitas escolares a los que les tenía que apuntar las capitales de los estados y los principales ríos y cadenas montañosas del país. Comprendía apenas nada del panorama político de mi país, pero intuía que algo andaba realmente mal y que no iba a mejorar pronto. En enero de ese año se había alzado en armas el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, meses después vendría el asesinato de Francisco Ruiz Massieu a plena luz del día y ya para finalizar el año sucedería eso que ahora conocemos como “error de diciembre” y se desencadenaría la peor crisis económica de la historia reciente de México. Claro, yo no entendía nada pero según la opinión de casi todo el mundo, "la cosa se estaba poniendo fea". Y sí, en efecto, 1994 fue un año difícil, vamos, hasta Miguel Mejía Barón la cagó, oh, sí. Pero el país siguió existiendo, no se diluyó el sistema político y poco a poco la economía salió avante. Sí, nos ayudaron los gringos, sí, nos aumentaron el IVA del 10 al 15% y sí, nos aplicaron el FOBAPROA, pero se conjuró eso que ya muchos daban por hecho: un estallido social. Hombre, hasta el subcomandante Marcos abandonó las armas y se dejó crecer la panza.

De 1994 a la fecha han sucedido muchas cosas: huelgas cegeacheras, plantones de maestros, escándalos políticos, subidas de impuestos, manifestaciones con machetes, mega-marchas ciudadanas, crímenes impunes, desafueros innecesarios, otras campañas, elecciones extrañas y un largo etcétera y sin embargo todos los gritos de “ahí viene el estallido social” fueron falsos en tanto que no ocurrió ningún tipo de desorden generalizado.

Por eso y por otras razones que no vienen al caso, ahora cada vez que escucho que estamos ante la inminencia de una convulsión social de grandes proporciones, lo primero que hago es dudar. ¿Por qué, si antes no pasó nada, ahora tendría que ser diferente?

Lo interesante viene al pensar en las respuestas:

1. Porque antes de 2000, se quiera o no, el PRI seguía siendo el eje de la vida pública nacional y controlaba la Cámara de Senadores, la mayoría de las gubernaturas y de las legislaturas locales, y mantenía el respaldo de un gran conglomerado de empresas, medios de comunicación, sindicatos y organizaciones sociales. La disciplina y obediencia al presidente (aunque fuera Zedillo) dentro del gobierno y en el partido seguían siendo una cuestión ritual. Ahora no es así. Hay una dispersión enorme de actores y lealtades.

2. Porque la llegada de Vicente Fox a la presidencia de la república (por más inepto, imbécil y pendejo que nos haya salido después) esperanzó a millones de mexicanos. Porque a pesar de todo el capital político que dilapidó, Fox llegó sin cuestionamientos a su legitimidad electoral. Ahora no es así: tenemos un presidente cuestionado.

3. Porque la situación económica actual está para llorar. No sólo estamos inmersos en una crisis financiera mundial que empezó en Estados Unidos (menos remesas de nuestros migrantes), también, gracias a nuestros sabios funcionarios, la hemos profundizado más (somos el país de América Latina que menos va a crecer en 2009 y 2010) y para colmo la mugre influenza humana impactó negativamente al turismo. Ah, sí, y el petróleo se está acabando.

4. Porque antes de 2006 no existía una división política tan exacerbada entre la sociedad. El desafuero, las campañas negras, las dudas sobre la elección y toda la movilización posterior son elementos de discordia entre los mexicanos. Ahora tenemos una sociedad fracturada.

5. Porque el clima de inseguridad prevalece a pesar de la “guerra contra el narcotráfico”, porque hay una sensación de zozobra generalizada y porque (por más que me cague aceptarlo) no faltarán los milenaristas que convenzan a algunos incautos con el cuento de “cada 100 años debe haber un levantamiento social: 1810, 1910, 2010” y etc.

6. Porque subir impuestos en estas circunstancias, más que un acto desesperado por recaudar más para ayudar a los pobres (que según el mismo Calderón, ya son 15% más que hace dos años), parece un atentado suicida.


Pero lo más interesante para mí, sociológicamente hablando, viene de la séptima respuesta:

7. Porque la gente lo empieza a dar por hecho. Lo mismo el cardenal Norberto Rivera que José Narro, el rector de la UNAM, lo mismo Manlio Fabio Beltrones que Fernando Gómez Mont, lo mismo el señor que vende tacos de canasta que la doñita de la tienda de abarrotes. El “estallido social” está incubándose y todos lo estamos mirando pacientemente, casi con ternura: “ay, míralo, el estallidito tan lindo está dando sus primeras pataditas”.

Y cuando digo “estallido social” no me refiero a una revolución armada, ni a que ustedes, amables y burgueses lectores, se compren un fusil y salgan a matar funcionarios, soldados y dirigentes políticos, sino que un grupo de personas lo suficientemente hartas, medio locas y organizadas idee una pequeña estrategia de “vandalismo significativo”. Que haya sabotajes a estaciones eléctricas, derribo del cableado telefónico, algún muerto por ahí, otro por acá. El tipo de notas sensacionalistas que los medios nacionales e internacionales estarían dispuestos a reproducir acaloradamente, lo que produciría la consecuente pérdida de confianza como lugar de inversión, fuga de capitales, baja en la calificación de riesgo/país, ergo, profundización de la crisis económica, más personas encabronadas, posibles enfrentamientos sociales, represión, debilitamiento de un gobierno federal ya de por sí mermado, cuestionado y sin defensores y ¡PLAP! el estado mexicano hace implosión. Sí, exageré hasta más no poder. Pero piénsenlo.

Es por eso que digo que estamos frente a un posible caso de profecía autocumplida. Y lo más triste y lastimero del caso es que no sólo el gobierno no se da cuenta, sino que toda la bola de imbéciles que se dicen políticos (López Obrador incluido) no están dispuestos a conjurarlo. Si se necesitan subir impuestos, venga, que lo hagan, pero que de menos ofrezcan un gesto simbólico de que partidos y gobierno también le entrarán al quite. Una reducción de 50% del presupuesto de los partidos, una disminución de 30% de los salarios de los altos funcionarios, legisladores, jueces de la Suprema Corte, etc. Eso por un lado. Pero por otro, no creo que sea momento de atizar más el fuego con discursos robespieranos, con amenazas de huelga, con insultos y portazos a cualquier posibilidad de negociación política. Por eso me caen mal Fernández Noroña y los de su especie, tanto de un lado como de otro: porque detrás del insulto, la mentira y la calumnia, se están cerrando gratuitamente muchas oportunidades de debate respetuoso para llegar a un entendimiento no tan complejo: nos está cargando la chingada.



(Si usted leyó completito hasta aquí, ya no lo canso más)



Continuará...

11 comentarios:

Mau ZC dijo...

- entonces lic. en su opinión experta es momento para golpearnos las cabezas hasta sacarnos el cerebro?

- yo diría que sí

MarianaBec dijo...

Jajajajaja... no mamar, qué buen post.
1. No sé qué tan armada estuviera la gente en 1994 -en esa época, yo jguaba con pistolas Nerf- pero sería itneresante saber cuál es el índice per cápita de armas de fuego.
2. Es muy fácil movilizar gente: qué mejor ejemplo que los linchamientos de Tlahuac. A eso, súmale un gobierno todavía menos legitimado y mayor polarización social y no se ve nada chido.
3. Creo que la delincuencia no ha aumntado "a pesar de la estrategia contra el narco"... sino a casua de ella. Importante matiz, sobre todo si tomas en cuenta que es, ap artir de ella, que el gobierno busca legitimarse (ve la columna de Castañeda hoy en Nexos).
4. Qué carajos hacías en una papelería cuando mataron a Colosio? eran como las 9am!!!

Aquiles Digo, antes Jordy dijo...

Querida Bec, gracias por los comentarios. Acabo de leer el artículo de Castañeda y la verdad la situación no se ve nada alentadora. Iba a escribir más cosas que tengo en la cabeza, pero ya ayer era muy tarde y el post iba a quedar larguísimo.

Y no mames, ¡eran las 5 de la tarde cuando mataron a Colosio! Verdádedios.

Diego Marxías dijo...

Mi buen Jordy. Tú mismo dijiste "...en tanto que no ocurrió ningún tipo de desorden generalizado". La palabra clave es GENERALIZADO y todos sus sinónimos o acepciones similares: ORGANIZADO, CONSCIENTE, UNIDO, COMÚN, COORDINADO...
Todo eso no existe en el México de 2009-10. El descontento exsiste, sí, pero no así la élite marginada que nos dio liderazgo en 1810 y 1910. ¿Dónde están los burgueses enojados y los políticos marginados? además del peje no hay ninguno que realmente diga "mierda, se me fue el tren político y si ahora no los tumbo a balazos ya me fregué" (incluso el Peje, como bien anotaste, no lo dice: ni siquiera es capaz de balar acerca del "próximo" estallido social).

A mí nada me encantaría más que realmente nos movilizáramos como sociedad y le pusiéramos en su mother a las élites (económicas, políticas... intelectuales no porque me dan beca). Pero de ahí que crea que será posible hay un mundo.
Estoy más de acuerdo con tu pronóstico: bombas aquí y allá en bancos, uno que otro milico muerto, quizá una manifestación que incendie unas tiendas o algún puesto de policía... pero de ahí a mexicanos al grito de guerra, nanay.

Un abrazo

Armando dijo...

Súper chingón tu post. No le sacaste al parche a ninguna de las aristas del tema. Mis respetos totales, tienes razón en cada coma.

Aquiles Digo, antes Jordy dijo...

Estimado Diego, tienes razón: en el panorama actual parece que no hay una elite política fuerte y al mismo tiempo marginada de toda posición y oportunidad de poder. De alguna u otra forma los políticos, más allá de los colores partidistas, son parte del mismo circo y se rigen según sus reglas tácitas y explícitas. Incluso el mismo Peje no está realmente marginado, pues tiene a Alejandro Encinas y a muchos diputados y senadores dentro del toma y daca político. Aquí venía un comentario sobre mi temor a que esa "elite marginada" pueda ser inventada por empresarios sin escrúpulos o por líderes de organizaciones criminales, pero me faltan argumentos de peso. Son sólo miedos e ideas mafufas, así que lo dejaré para después.

Armando, muchas gracias por leer el blog y por comentar el post.

ZuGab dijo...

¡Venga! ¿Donde me inscribo? ¿Cuando empezamos?

Ahí me avisan, si le entro.

Serch. dijo...

Jordy, muy buen texto.
Realmente se escuchan muchos comentarios sobre la próxima revolución del año que viene,y algunas hasta en cuchicheadas al oído, sin embargo haces bien en pensar en que los unicos que tienen la estructura, la organización y que no perderan nada, son los del crimen organizado. La mayoria de la población ahora (y lo veo desde el punto de vista provinciano) no se atrevería a disparar un arma, ya que se somete a la "paz social" que les da el capitalismo mediocre que vivimos.
Alguien una ves me dijo: "no es lo mismo despertarte por escuchar el tono de tu celular cada madrugada, que levantarte en sosobra por el ruido de los balazos".
Yo te preguntaria a ti si preferirias seguir disfrutando de los viajes placenteros por la provincia, o vivir dia con dia con el temor a que te disparen.
Saludos.

Serch. dijo...

Yo lo estoy meditando...

Quike dijo...

ufff tenía tiempo que no te leía tan buen post mi estimado cibernauta...
!!!
sin mayor lata, me despido!

Lilián dijo...

Llego un millón de años tarde, pero sabes que tienes toda la razón. Es lo que hemos platicado en todas nuestras charlas afuera de mi depto o frente a una sopa para curar la cruda: el descontento generalizado (que no liderado, como bien apunta Diego) nos está llevando a ese punto del no retorno que se respira más -por el simbolismo que conlleva la fecha- en 2010.

De alguna forma, creo que debemos participar. Y que si hemos hecho poco por ahora, no es tanto por apatía como por confusión. ¿Qué hacer ahora? ¿Es preferible esperar? ¿Cómo le "entraremos" a ese profetizado estallido social?

Preguntas que se resolverán, TARÁN, con el tiempo.