jueves, 4 de diciembre de 2008

El regreso del Vértigo Posicional Benigno

¡Oh queridos cuatro lectores!, hoy ha sido un día de la ching... ehh... digo... ¿cómo describirlo? Hoy ha sido un día particularmente extraño, diverso, heterogéneo, difuso, voluble, impredecible, cansado, raro, en pocas palabras: saltó de ser un día estresante a interesante, pero terminó siendo cuasi de la verch. ¿Me siguen? No quisiera detenerme mucho en esto pero aquí va: [personas con estómago de nena absténganse de leer el siguiente post]

Todo comenzó con una noche sin dormir, leyendo documentos sobre PROCAMPO. Hey, hey, no se vayan, les prometo que no habrá más PROCAMPO en el blog, es lo último, seguro me despiden mañana. Bueno. El caso es que no dormí una sola hora por entregar un avance para Merino. Y todo salió mal. En la mañana, me bañé y aún con los ojos medio cerrados fui a las oficinas de la SAGARPA a buscar más información para el proyecto. De pronto comencé a sentirme un poco mareado y con vértigo. Me dije a mí mismo: "Equis, qué más da, en Berlín te mareabas peor" y seguí entrevistando a ilustres e incólumes funcionarios públicos. Terminaron las pláticas en la SAGARPA y decidí pasar a visitar a una amiga que vive por la zona. "Necesito un ambiente más relajado antes de enfrentar el odioso tráfico de regreso a casa", pensé.

Pero los mareos continuaron de manera intermitente y comencé a sentir un poco de nauseas. Hice lo que creí más conveniente: emprender la huída. De manera apresurada me despedí y me fui antes de que todo pudiera empeorar. Además, punto importante, moría de hambre. Iba ya manejando cuando de pronto, justo antes de meterme a los carriles centrales del Viaducto, empecé a sentir que las nauseas empeoraban y que estaba produciendo mucha saliva. Sabía perfectamente qué era lo que venía. Intenté buscar una callecilla pequeña y estacionar el coche lo más pronto posible pero lo único que logré fue detenerlo a media calle en un lugar cuyo nombre no recuerdo pero que lucía relativamente libre de autos en marcha. No podía aguantar más, pero una cosa era segura: no haría nada hasta estar fuera del alcance visual de algunos peatones curiosos. Con el tiempo en contra mía, apenas pude abrir la puerta del coche y (lo siento, pero en verdad pasó y quería contarlo) comencé a volver el estómago. Tres veces. Rápido, claro, conciso. Todo pasó en cuestión de segundos. Ni siquiera tuve que apagar el coche. En ese momento entró una llamada al celular. Era Natalia Rivera quien me decía que le marcara en cuanto llegara a mi casa. "Hay problemas con el jefe", intuí. Me sequé un par de lágrimas que salieron por el esfuerzo de las arcadas y me di cuenta que me sentía mucho mejor.

Llegué a mi casa, aún desconcertado por lo que había pasado, y platiqué con mi madre de lo ocurrido. Me seguía muriendo de hambre, pero las nauseas continuaban. Estaba seguro que cualquier cosa que entrara por mi boca sería igualmente devuelta. "Voy a terminar de vaciar el estómago", pensé. Y en efecto, (más detalles irrelevantes para su vida) lo dejé vacío. Mi madre se apiadó de mí y me preparó una comida deliciosa: salmón frito. Pero luego vendría lo inevitable: más trabajo para Don Merino. Lo terminé hace apenas unos minutos. Y heme aquí, a punto de desfallecer, pero aún con la entereza suficiente como para (voces celestiales) seguir luchando por mis ideales más altos, por mis sueños más lejanos y por mis propósitos más malsanos. Obvio no. Simplemente quería contarles lo que ocurrió hoy y ver si le hacían el feo a esta entrada o no. Y como si fuera Nino Canún, me despido preguntando... y usted, ¿qué opina?

--¿Les ha pasado algo así alguna vez?--


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Fíjate que nunca me ha pasado a mí directamente... pero sí conozco a alguien parecido..

Muero de la risa de tu historia..
Lo siento, seguro te sentías mal..
Pero es tannn chistoso.
Ni modo. JAJAJAJJAJAJAJAJAJA XD

ViCass dijo...

Nooo pobre, yo sí que he estado en esa situación y peor aún creo. Resulta que el café me da taquicardia y le pedí a la estulta mesera que me diera un capuccino descafeinado y pues terminé en el médico y no precisamente a tiempo. Justamente ocurrió esta misma semana. Casi muero y tu historia me recordó mi triste tormento y resignación de nunca más volver a tomar café... en mi vida.
Las náuseas fueron causadas por el estrés y cosas emocionales supongo ¿cierto?
saludos del -por poco- cadáver conectado a internet

Aquiles Digo, antes Jordy dijo...

Hola.

Niña equis, menos mal que huí a tiempo. La verdad es que ese era el punto. Hacer de un momento ligeramente desagradable algo chistoso. Menos mal que hoy los mareos fueron más leves. Ciao.

Victoria, oye pues lo tuyo sí que se escucha grave. Lo que yo tengo se llama Vértigo Posicional Benignoñ. Que al parecer se acrecentó por el estres y por no haber dormido toda la noche anterior. El caso es que es un padecimiento que me lo detectaron desde que estaba en Berlín, pero en ese entonces era más leve. Es un problema en el oído derecho lo que me causa la pérdida de equilibrio y que requiere una microcirugía, aparentemente muy sencilla. De hecho ahora mismo traigo un collarín y al parecer mañana mismo me "operan". PD. No me dejes así, cuénta más de tu historia.