lunes, 6 de octubre de 2008

Berlin, Berlin, wir feiern in Berlin!



(Berlín, ciudad de contrastes)


Creo que es la primera vez que escribo algo sobre mi experiencia de intercambio en Berlín en específico. Así pues, es necesario decir que las entradas que andan por ahí bajo la etiqueta "Berlín" son -en su mayoría- sólo recuerdos de días extraños, pero afortunadamente ya superados. Bien, comienzo por lo más obvio, llegué a Berlín el 19 de febrero de 2008 y regresé a la ciudad de México exactamente doscientos días después, el 1 de septiembre.


(El Reichstag o Parlamento Alemán con luna llena. 20 de febrero de 2008)



(La primera vez que sentí la nieve caer fue aquí, en la Friedrishstrasse, el 6 de marzo de 2008)


Estudié mi último semestre de licenciatura en Berlín -el Sommersemester- y la escuela elegida fue la Freie Universität Berlin (Universidad Libre de Berlín) que es la universidad más grande en esta capital alemana. La FU se creó en 1948, en pleno inicio de la guerra fría, para servir de contrapeso intelectual a la Universidad de Humboldt, que había quedado en el sector soviético y que, por ende, estaba bajo las reglas de la educación comunista. Bueno, hoy por hoy la FU tiene una matrícula de aproximadamente 38, 000 estudiantes y muchos de ellos, casi me atrevería a pensar que por lo menos 35%, son extranjeros que hacen su intercambio Erasmus.


(Fachada del edificio principal de la FU en Silberlaube. 18 de marzo)


Bien, tuve la suerte de conocer a personas de todo el mundo: de Suecia, Noruega, Dinamarca, Islandia, Suiza, España, Francia, Italia, Países Bajos, Moldavia, Bulgaria, Polonia, Rusia, Brasil, Chile, Argentina, Australia, Corea del Sur, Turquía, Irán, Egipto, Ruanda, etcétera.

Debo decir que no era el único de mi colegio en Berlín, ¡éramos seis!. Verónica, Gabriela, Mariana, Rodrigo, Talía y yo, todos de la misma universidad y de la misma generación. Por si esto fuera poco, Berlín se convirtió uno de los principales destinos de visitas de los demás compañeros colmecas que andaban por Europa. Sin embargo, a pesar de ser tantos mexicanos, por lo general salíamos poco todos juntos.


(Gaby, Catalina, Mariana, Vero, Chiara, Denis, Rodrigo, Natalia, Carina y yo en Mauerpark celebrando mi cumpleaños. 8 de mayo)

(En breve haré una entrada especial de los tres grupos de amigos más cercanos durante mi estancia en Berlín.) Por estricto orden cronológico: los escandinavos [con especial énfasis en Suecia]; la comunidad española [con una linda agregada italiana] y las niñas suizas [donde se incluye la suizo-croata]. Mención aparte merece Polop, claro está.)


(Emilie, Max, Nathalie, Annika y Vero)



(Paula, Carina, brasileña-suiza e Yvonne, suizo-croata)




(Con Annina, Lisa y Simone, más niñas suizas)



(La numerosa comunidad española, más una italiana [Chiara] y dos mexicanos [Vero y yo])



(Polopina)



Berlín fue sin duda una experiencia de totalidad: por un lado me tocó enfrentar situaciones inesperadas y nada agradables lejos de mi familia (por ejemplo, que soy hipertenso y que quizá tengo un feocromocitoma en el cuerpo); descubrí el verdadero dolor de la distancia; aprendí a valorar como nunca el significado de nuestras palabras; entendí muchísimas cosas nuevas sobre dos temas que me apasionan, la segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría; viajé; bailé; tomé; jugué; y -quizá lo más importante de todo- conocí a personas extraordinarias a las que quisiera volver a ver, por lo menos una vez más en mi vida. Pronto seguiré escribiendo.

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